Fuerzas eólicas y otras

Simon Abadia

Fuerzas eólicas y otras. A Miquel Cuch

Todo germina de vientre de tierra:
aire, agua, fuego, vida temporal
con deseo de mezcla
queriendo rodear lo eterno.
La lengua tránsfuga
quiso atrapar el pensamiento
y comenzó el diálogo inquieto
de todos elementos.
La tierra gimotea con bravura
recoge a los de su linaje
con la maestría que solo tiene una madre
para que vuelvan a sus entrañas.

Aire:
¿De qué vientre florezco
que la fuerza sale con desquicio
y nada queda en sedimento
siendo mortal en recorrido?

Tierra:
Fuiste nativo del interior de mis esencias
para mover todos los cuerpos
y ser impulsor de alternancias.

Aire:
Me das fuerza y agrado,
en mis manos azotes y caricias
repercuten en sintonías
con la desolación del agua,
el giro de los fuegos
y los cambios de vida.

Voz interior:
Nada debes hacer
que no te sea concedido
pues tienes poderío y albedrío
en determinados momentos
que mueren cuando tú coges las mayores fuerzas.

Aire:
Poder finito
en el contrasentido de la vida
que desfallezco y muero.
Son mis corrientes sin cabeza
transferencias y cambios
impresas en la vivencia ventral
con el indeleble sentimiento de una madre.


Tierra:
Madre de todo lo que nace,
nada se mueve sin que yo de vida
y todo pensamiento fatuo
tiene repercusión en lo caduco y efímero.

Aire:
¡Viento, brisa, soplo eólico!
¡Ternura de las puras energías!
Donde cuadran inseminadas siembras
por mandatos maternales
con los alientos naturales.

Voz interior:
Nadie es firme en su vida.
Toda fuerza trabada con el Ser,
que bajo ley eterna,
cada uno cumple su cometido.

Tierra:
Concupiscencias juras con orgullos
torticeros requiebros por esquinas.
Dejad que coja mi vientre volumen
y sea placentera para todo lo que termina.

Aire:
Soy bastardo de Metaponto
y señor de los vientos.
Vivo final de compromisos
con Deyopea,
para cambiar y liberar los vientos.

Voz interior:
Nadie tiene paternidad,
ninguno mueve vientos de pestañas
que no sea por brío de mi Ser.

Tierra:
Hoy recojo en mi cáliz lo que acaba,
vuelvo a dar frutos,
según lo estipulado en mi prolífico vientre.

Aire:
¡Oh , madre mía!
Así lo entiendo,
que donde muero, empieza mi vida.

  • Autor: Simon Abadia (Offline Offline)
  • Publicado: 30 de enero de 2019 a las 20:41
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 19
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