Ya declarada fue la inmortalidad del arte,
la dulzura de la lira y del laurel dotada,
por aquel espíritu indomable del poeta;
pero hoy la proeza alejandrina se dilata.
La tierra de Venusia soltaría las risas
sobre aquel que, despiadado, profana la pluma
cuando, sin tradiciones y sin veraz ingenio,
se sienta y escribe redundancias sin cordura.
La Paz, que a la socïedad mexicana encierra
en un solitario laberinto, nunca hubiera
imaginado la crisis del siguiente siglo,
donde convierten falta de técnica en moneda.
¡Qué barbaridad!; esa mujer, pez y caballo,
pintada como algo ridículo a los pisones,
es, dentro de la hez superflua, vana y posmoderna,
maravilla comprada por estultos lectores.
Para a la hoguera mandar la blasfemia del arte,
sólo me resta afirmar que, en algunos rincones,
todavía respiran soldados apolíneos,
inspirados con la pureza de los mayores.
- Autor: Fermín Medina ( Offline)
- Publicado: 31 de enero de 2019 a las 17:07
- Comentario del autor sobre el poema: Decidí separarme un poco de mi maestro Eros y avenirme un poco hacia una labor que justifique la gran hazaña del poeta. El poeta no se sienta a escribir nada más por escribir. El poeta va desarrollando su técnica y perfeccionándola poco a poco; tal como lo dice aquel poeta diamantino del 27. Un poeta del círculo de Mecenas decía que ni de día ni de noche debían de caerse de nuestras manos los modelos griegos. En nuestro mundo actual, eso está en crisis. Garcilaso de la Vega recuperó el ambiente bucólico de Virgilio --a su vez, éste lo recuperó de Teócrito--; Shakespeare, las maravillas de las Metamorfosis. ¿Qué se recupera hoy en día al escribir cualquier género? Quien es músico debe instruirse en las piezas de Mozart, Bach, Paganini y no necesito decir en qué debe instruirse un poeta.
- Categoría: Sin clasificar
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