Te aseguro que, no te puedo asegurar,
complacerte durante toda una vida, o una sola noche,
únicamente si a ti no te complace.
Por ello podré afirmártelo, la misma mañana sobre tu regazo,
el día que nos hayamos amado, hasta las luces de la aurora.
Y me confirmes sin pronunciar palabra,
lo que me demuestre tu rostro,
mostrándome una risueña mueca y el ceño sin fruncir.
Pero no te prometo, que por mi sano juicio,
te prometeré algo, pues no soy un juez,
para mandarte a la cama una sola noche,
ni tampoco, una vida plena de sublimes triunfos a tu lado pulcros.
Atenta a mi gesto, que trae mi presencia somnolienta,
de imperfecta simetría, mortal.
Y a la muerte, sin temerla, ni amarla ¿para qué?
Si el amor, es lo apremiante del azar,
la suerte, la magia adoratriz que idolatro,
plagiándose en la cicatriz.
Las mañanas blanquecinas, en los bancos de la plaza,
admirando simple y precisamente al asiento,
acompañante, cómplice y cómodo,
que perseguimos bajo las palmeras de sombrillas.
Mientras, un sutil dátil maduro cae,
silbando entre el viento,
y te digo al oído que, te aseguro que: quiero volver a verte.
- Autor: Yiyou (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 3 de febrero de 2019 a las 09:24
- Categoría: Amor
- Lecturas: 35
- Usuarios favoritos de este poema: migreriana
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