Otra vez, cara a cara con el insomnio. Unas facciones duras me miran fijamente sin dejarme dormir: Sus ojos dos pozos de ébano líquido, en los que me ahogo impasible. Su boca una enorme cueva que encierra remordimientos en los que me remuevo constantemente.
Cada vez que me susurra, el tiempo corre más deprisa. Y me sumo en la desesperación al contemplar avanzar la noche acelerando su paso. Huyendo de mí. Sin poder descansar.
Ya tampoco cruzo el umbral hacia el mundo onírico. Y mi alma se revuelve por no refrescarla con los sucesos surrealistas que sólo ocurren en mi mente.
Pero a raíz de eso surge la misma pregunta. ¿Cómo demostramos que la realidad es distinta a los sueños?
-Quiero decir, todo eso ocurre en nuestra mente de manera indistinguida, ¿no? Lo único que separa estos elementos es dormir, la desconexión de la conciencia.-
- Autor: Tundra (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 3 de febrero de 2019 a las 10:44
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 38
- Usuarios favoritos de este poema: Jareth Cruz, Vogelfrei
Comentarios1
Sus ojos dos pozos de ébano líquido...
La intensidad de la frase impresiona.
muy lindo tu escrito basado en la real experiencia de tu vida.
Un gusto leerte. Saludos
Sí. Cuando pienso en mi habitación por la noche, en el entorno y la ausencia de luz, evoco la sensación de ser tragada por la oscuridad. Ésta, es tan densa que es líquida, viscosa y asfixiante. Pienso en el insomnio y me imagino un ser sombrio que observa fijamente con esos ojos profundos, y el sentimiento, a veces, es de caer por un abismo sin final.
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