Mirarte es como besar el horizonte.
No quedo ni un rincón sin ofrenda.
Racimo de vergüenza.
No sé qué hacer con tu miedo.
Es espantosa tu belleza,
donde habitan todos los misterios.
Las orillas se tocan,
engendras tempestades en mi sangre
Eres un himno a la hermosura,
que repercute de plexo a plexo en mi corazón y palpita en mi garganta.
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