Soy un esqueleto de dos metros
con un vacío de carne en el alba del pecho,
que se arquea, abriéndose,
dejando ver un éter grisáceo, vespertino,
que lleva cientos de trozos por mi pecho,
– llámese corazón, llámese latido–
y, al palpar, estremece al esqueleto,
resoplando por ser vivo, y no estar muerto,
abriéndose ante un sentimiento,
–llámese amor, llámese apego–
que hace al esqueleto vomitar mariposas
huyendo del vacío de su no estómago,
y si abrimos, palpamos también el amor,
el sentimiento,
yo, cuerpo de huesos,
me vuelvo un palacio,
de océanos ondeando mis pupilas,
de ruiseñores calzando mi voz,
de fuego prendiendo mi vida,
por esto,
llámese vida,
llámese amor.
- Autor: Kazuo (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 14 de febrero de 2019 a las 13:46
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 44
- Usuarios favoritos de este poema: Daniel Memmo, eliene, alicia perez hernandez
Comentarios1
resoplando por ser vivo, y no estar muerto,
abriéndose ante un sentimiento,
–llámese amor, llámese apego–
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EL AMOR A VECES NOS MANTIENE MAS MUERTOS QUE VIVOS, AMOR O APEGO PERO NO PODEMOS VIVIR SIN EL.
HERMOSOS VERSOS SE DISFRUTA LEER. SALUDOS POETA
El amor es un puñal directo al corazón. Algunos traen veneno, y otros el antídoto...
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