A medida de que nuestros cuerpos se acerca, a medida que el climax me hace gemir más, una extraña sensación recorre toda mi espina dorsal.
A medida de que penetro en ti, a medida en que nos fusionamos bajo un calor intenso que solo provoca la pasión que siento por dentro, me percató de un extraño hallazgo.
Con las personas que he estado nunca se había presentado tal situación, me he vuelto adicto a tu piel, adicto a tus caricias, adicto a tu cuerpo.
Y es que en un orden del todo de las cosas, se nos enseña que coger es sinónimo de pecado, de algo que no debe ser realizado, de algo prohibido.
Se nos enseña que se coge por gusto, se coge por necesidad, pero cada vez se le resta importancia a coger por amor.
Y ojo, coger no es un término despectivo ni mucho menos, es la máxima expresión de respeto y confianza que se le puede tener a una persona, compartir tu cuerpo, tu intimidad, tu esencia.
Es por eso que ahora que estamos así, ahora que estamos tan cerca y tan íntimos, me doy cuenta de que no hay nada mejor que coger por amor, por querer acariciar y sentir esa conexión intrínseca en el acto.
Por eso mi amor ahora debo declarar que me he enamorado de tu cuerpo, lo considero una obra de arte, una obra de arte creada solo para ser excitada y complacida, una obra de arte que debe ser nombrada como “Le plaisir de votre peau”.
- Autor: Emilio Contreras ( Offline)
- Publicado: 14 de febrero de 2019 a las 15:57
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 41
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