La vida nunca más da, la grandeza en plenitud
pues los tiempos son tan cortos, que se va tu juventud.
Da sed el pensar que se tuvo, da hambre el recuerdo de ayer
pero nunca saciado veremos, el espíritu al caer.
Se siente un hueco presente, se siente un triste doliente
pero nunca estará ausente, el alma que nació hiriente.
Podrá tropezar el píe, podrá doblar su rodilla;
pero nunca dará un alto, que de fin a su estampilla.
Pues solo hay algo que se eleva, que es muy digno de alcanzar;
es eso que se te entrega, en momentos de escuchar.
Jamás lo hubiera hecho antes, jamás lo hubiera pensado;
pero es que yo nunca diese, al gozo, lo imaginado.
Los grandes fueron pequeños, como el humano al nacer,
pero hoy son tan inalcanzables, como la mente al poder.
Pues, ni el tiempo podrá acabar, ni el agua podrá saciar,
como el pan no llenará, el alma al desperdiciar.
Crece tal alto como tu montaña sea,
sube tan fuerte como tu sentimiento vea;
cae cuantas veces sea necesario y creas,
pero llega a la cumbre fuese quien seas.
-Juan Antonio Ayala H.-
- Autor: Juan Antonio Ayala (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 19 de febrero de 2019 a las 22:08
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 32
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