Estoy en la tríada de la muerte y nadie me ayuda,
Grito la desesperanza tatuada en mis pulmones
Busco ansiosa algo en que sostener mi cuerpo,
Aquel de alma fría y piernas titubeantes.
Mi cuerpo es blanco como nieve,
Y como nieve, quema y arde,
Crea llagas que sangran profusas,
En un dolor que se hace constante.
Caigo, caigo de repente,
En aquella inclemente transición del túnel,
Oscuridad se crea y luego desaparece,
Como si mis ojos fueran una cámara,
Que graba todo pero que no siente.
Y ya no diferencio verdad de ficción,
Sólo vivo el sueño, la realidad, el como se llame,
Vivo, pronuncio, y más que vivo sueño,
Y me expando como una gruesa capa de bruma en el aire.
Y si soy o no soy eso es una cosa aparte,
Ya vivo no vivo,
Ya estoy en otra parte,
Soy tuya, soy mía,
Soy tu pelo, tus ojos, tu pupila,
Y al fin vivo como la molécula de pelusa
Que caprichosa cae en la deriva.
27/06/10
- Autor: Francisca cz (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 1 de julio de 2010 a las 19:07
- Categoría: Espiritual
- Lecturas: 164
- Usuarios favoritos de este poema: Luis Antonio Osorio, •SuohKi.
Comentarios1
son intensas tus letras que me llegaron al alma, asi como el dolor que se siente cuando uno cae y es lejana la distancia del suelo... bellos versos Francisca... saludos desde Panamá...
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