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Ten por seguro que a veinte kilómetros a la redonda encontraras hijos contemporáneos fotografiando relojes: los enormes ruidos de esta ciudad; no los nombran porque esconden el lenguaje por la rendija obscura donde permanecen las aves muertas, no los nombra , porque tú los tendrías de falso evangelio, la iglesia literaria que solo representa a madres solteras y desamparadas. El talento es el estigma de un largo hueso de rabia y levadura de una profunda hiedra a calcio, se extrae como aceite virgen de la con-ciencia, aunque mamá se oponga al veneno para ratas, a esto le llamó grito de roca fluida, lava de azufre de un pueblo casi anónimo, es decir, tu estigma es de un lisonjero deletreando el himno para el discurso de la democracia a las dos de la tarde para la t.v nacional, serias el articulo mejor leído por un estudiante de psicología o mejor dicho de lenguas hispanas en literatura con la puta duda si te duelen los juanetes en el dedo gordo del pie con el fuego de labios que te salió en la boca. Puedo ver al niño romper sus juguetes y distraído busque el segundo libro, puedo ver al joven exponer la música, el ajedrez y la pintura, ir a Beijing a representar a México, pero nunca podrían tirar de tu hombro y de tus manos porque evitarían las medias de nylon y se encogería tu esmoquin de seda, y solo escuchen tu voz detrás de los vidrios templados, esos que el viento no se sorprendería del sonido de la horca, porque te sorprenderían los muebles con que fueron hechos, el junco de mar y la columna de un eco donde gravitan las palabras y la hipótesis del poema y su arquitectura, te sorprendería más cuando una imagen no compita con el movimiento donde Paul Verlaine tendría que hablar de los poetas malditos y José María Panero y toda la descendencia de los hijos que nacieron de la voz durmiente transportando las heces de los muertos, sin decir el nombre del primer hijo muerto, ni el segundo, ni al tercero, sin decir que la carne era de mosca con sus pequeñísimas larvas, sin atribuirle a Homero la Ilíada y la Odisea.
[Todo este moho disuelto no se rebuscaría entre los libros falsificados y unas calles por las ciudades olvidadas, la voz moldea a la arcilla en los séptimos círculos de la creación, una voz de sangre exprime por instinto al verso: el verso que el poeta incipiente pateo por puta -no lo entenderías- nunca lo entenderás menos a la cultura de cómo el escenario alzó sus nalguitas: es decir: la maestría incluye nuevas corrientes y un rico desayuno en donde nunca cambio el Momento, ni la ausencia de la Época Obscura: los he considerado como a las ratas heridas que deambulan atrás del armario de tu retraso…]
Bernardo Cortes Vicencio
Papantla, Ver, México
03:5523022019
- Autor: bernardo cortes vicencio ( Offline)
- Publicado: 23 de febrero de 2019 a las 19:01
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 132
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