La vi etérea... apoyada
al borde inalterable del roquedo,
su pecho altanero imbricaba
el aire desgastado con la aurora,
y su majestad herida
y en forma de paloma...
simulaba sucumbir despacio
en su agónica decrepitud,
ante crisantemos
abatidos...
por crepusculares oleadas
de silencio.
Comentarios1
Qué bonito y bien elaborado poema. Saludos poéticos.
GRACIAS SINMI POR TAN BELLO ELOGIO... ABRAZOS CORDIALES, Y FELIZ TARDE EN ALAS DE POESÍA...
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