al final de uno, siempre existen dos.

Petronito

Somos como siete, todos esperando…

En una mesa hay un tipo de camisa blanca un poco manchada, abotonada hasta el cuello y zapatos negros recién lustrados, sentado frente a un calvo que solo manotea cada que mira el reloj,

Mas al fondo un hippie alternativo con una guitarra que solo canta a la caída del sol,

Dos chicas sostenidas por una conversación insustancial, donde solo se respira envidia y un liviano deseo por el mesero que cada que las ve tambalean las tazas en sus platos,

La mesa que más brilla es la de una mujer solitaria que cada doce minutos enciende un cigarrillo mentolado y cada que acerca el fuego a su boca, me mira, me mira profundamente, quemando mis ojos como si yo fuera ese cigarro y sonríe mientras bota el humo,

Y estoy yo, con una libreta un cigarrillo verde y dos con filtro,

Esperando…La taza de café,

De todos los días,

De todas las cinco de la tarde,

De todas las caídas de sol,

De todos y de cada individuo, hasta del mesero que se escapa de sus cuatro fríos muros, simulando querer el trabajo,

Espacio infinitamente absurdo amontonado en una taza, siendo cómplices  todos por la fuga de cada uno.

Y la mujer enciende otro cigarrillo,

Casi que soy ceniza.

Y en esta aglomeración de siete, existimos solo uno y en el vacío de uno, siempre existen dos.

hperafan. 

  • Autor: Petronito (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 26 de febrero de 2019 a las 13:41
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 21
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