Desperté con tu mano en mi mano
y una eterna sonrisa en la boca,
para luego seguir con los sueños
de una forma sutil, deliciosa,
regresaba de un sueño muy largo
y una infancia, feliz, seductora,
con los hombres a cargo de todo
y pendientes de haciendas y rosas,
era un mundo quizás diferente,
con el culto al hogar y a la honra,
bien distinto al que ofrece la vida
con migajas de llamas y antorchas,
y es que el mundo real de los sueños
con su magia y encanto desborda,
y nos hace, pequeños y grandes,
embriagados de luces y sombras...
Desperté recordando a los niños
que jugaban con barcos y alondras,
en un mar de completa bonanza,
con la plaza cercana en la popa,
en sus juegos no había piratas
ni estribores, babores o proas,
ni tampoco traineras altivas
en galernas con formas odiosas,
era un juego infantil e inocente,
con la vida esparciendo su aroma,
y llenando las tiernas pupilas
de una forma gentil, sin limosna,
porque el niño surgido del sueño
era aquel que muy pronto se droga
con los versos que ofrece la vida
y que él, con paciencia, los toma...
"...Desperté con un verso en tus labios
y una sed sin igual en la boca,
me decías en él que adelante
que escanciara mi sed en tu copa..."
Rafael Sánchez Ortega ©
22/02/19
Comentarios2
Hermosos versos, Rafael.
Un gusto leerte.
Un abrazo.
Gracias Fabio.
Un abrazo.
Realmente bonito.
Gracias
Gracias Luis.
Un abrazo.
Otro.
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