(A Consuelo...)
Por los senderos
de la montaña,
busco la brisa
que me hace falta,
porque el esfuerzo
de andar me cansa
y en la mochila
ya mengua el agua,
sigo el camino
de la cabaña,
bello refugio
con cierta magia,
tengo recuerdos
de fuego y llamas
viejas cenizas
que el alma guarda...
Fue en un septiembre,
fecha dorada,
de algún verano
que terminaba,
y en ese día,
de tarde clara,
tomé tu rostro,
besé tu cara,
y entre tus labios
dejé mi barca
que tú tomaste
sin decir nada,
y entonces niña,
la hicieron parda,
dos corazones
que ya se amaban...
Fuimos al bosque
de robles y hayas,
vimos los ciervos,
elfos y anjanas
y también fuentes,
riberas anchas
y hasta algún gnomo
con cierta barba,
que indiferente
se paseaba,
pero nosotros,
con nuestras alas,
volamos lejos
a una cabaña,
para mirarnos
con cierta maña,
para sentirnos
y unir dos almas...
"...Por los senderos
la vida pasa,
yo voy en ella,
tú me acompañas..."
Rafael Sánchez Ortega ©
27/02/19
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