El mundo y su dolor,
su amargura;
todo este terreno absorto
se sintetiza en mí:
puedo oír
el crepuscular llanto de un
infante
y también
el sepulcral grito de un
anciano.
El mundo es otoñesco.
La multitud cría gusanos
pantanosos
en sus cuerpos.
Todo huele a pereza, a
desgano;
huele a deseo de hacer daño.
Hay terror: fetos
encapuchados
y lanzados a los fines.
Desde abajo el barro explota
como explota
la materia encapsulada;
desde abajo, ciega estirpe,
avanzan en manada
espadas del milenio,
un éxodo salvaje
y un génesis suicida.
su amargura;
todo este terreno absorto
se sintetiza en mí:
puedo oír
el crepuscular llanto de un
infante
y también
el sepulcral grito de un
anciano.
El mundo es otoñesco.
La multitud cría gusanos
pantanosos
en sus cuerpos.
Todo huele a pereza, a
desgano;
huele a deseo de hacer daño.
Hay terror: fetos
encapuchados
y lanzados a los fines.
Desde abajo el barro explota
como explota
la materia encapsulada;
desde abajo, ciega estirpe,
avanzan en manada
espadas del milenio,
un éxodo salvaje
y un génesis suicida.
- Autor: Alfredo Murillo (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 3 de julio de 2010 a las 02:02
- Categoría: Religioso
- Lecturas: 73
Comentarios3
Estoy contigo Alfredo has descrito nuestra sociedad y su momento de oscuridad, y esto no tiene remedio, al menos no por el momento. Te felicito y te envío un saludo.
luis
has descrito nuestra sociedad que bien!!!
Un poema delicioso Alfredo, lleno de recursos surrealistas, describes una realidad que se ha anunciado, miles de años atrás. La humanidad atraviesa por dolores de parto, gestándose un cambio de paradigmas radical, un nuevo orden de luz se acerca. Y comparto contigo el título Dulce Apocalipsis.
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