Iluminado, una mañana
sospechando de la felicidad
envuelto por figuras misteriosas, retumbando, metido dentro de mil colores, tengo la sensación de escupir sangre por los ojos y veo demonios por el techo.
Todas las mañanas son mañanas para mirar.
Iluminado,
jugando el juego a diario
yo miro al dolor y a la soledad
como pelusas de diente de león volando en el parque
y me siento a beber tragos sobre una tumba
para mí todo está hecho de la misma cosa.
¡Olvido! es... otoño, y sabor a ruido de hojas claveles, rojos paisajes pasionales, olor a avellanas arrojadas en la tierra del bosque.
***
Del lugar en el que vengo
todo es azul brujo
cristal rechinante
espejo de agua fresca
blanco de estrellas
collar de estrellas.
Siento, junto con la brisa de la noche, que todo es sólo un resplandor de voces que brillan dentro de un inmenso bosque y su rumor de invierno silencioso.
Me quedo sobre el acantilado, viendo el aquietado y hondo lago azul y las aves que por allí pasan, las zarzas se agitan y yo suspiro, estoy con las raíces de las flores podridas,
tan solo cadáveres que se internan en las grietas de las palmas de mis manos.
Están hundiéndose,
como la emoción.
Está noche en que todo lo amarillo es la maravilla que alumbra, y el gozo de un canto mudo lloriquea en medio de una sombra alargada
veo a la luna, una noche,
con los pelos revueltos, enloquecido,
aúllo, me arrodillo,
hago todo lo posible por morir.
- Autor: Emil Epojé (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 18 de marzo de 2019 a las 01:47
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 32
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