Qué grande es nuestra fortuna;
El tiempo que nos queda,
Los besos con sabor a mar,
Y el abrazo de mi madre.
Ya no pienso en pensar,
Ni me falta tu respeto,
Mientras tenga este millón,
Ese Dios debe callar.
La vida me seduce,
Mis lágrimas son un “te quiero “,
Ya no busques en el suelo,
Lo que Dios hizo con alas.
Siente, vibra y ríe,
El resto vale poco,
Tan poco, como una miseria,
Que casi vale un alma.
- Autor: Ignacio Hernández Montero ( Offline)
- Publicado: 31 de marzo de 2019 a las 12:19
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 19
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