Me gustaba despedirlo todos los días tras mi ventana,
Simular que aun soy joven, y lo cautivo con una mirada.
Me gustaba despedirla todos los días tras su venta,
simular que aun soy un novato, y apenas voy a conquistarla.
¿Has escuchado alguna vez el chelo al despertar por la mañana?
Vibrante y resonante, cálido, fuerte y abrazador.
De la misma forma en que me hacía sentir tu voz al despertarme.
Es una lástima que tenga que irme,
Cuando miro el reloj y ya es demasiado tarde,
Y veo pasar por mi ventana los últimos gestos que me diste.
Es una lástima que tengas que irte,
Cuando miro por tu ventana haciéndote mil gestos para no despedirme.
Y el único consuelo que me queda es tocar este instrumento,
Simulando ser tu cuerpo, tuyo desde un comienzo.
¿Has tocado alguna vez el chelo?
Un instrumento que a su vez simula ser el cuerpo de una diosa,
Frágil, pero a su vez fuerte,
con esas escotaduras que dan forma a esas caderas,
con esa tabla de armonía con la que rebotan tus palabras,
y esas cuerdas entre puentes que me hacen querer tocarte por siempre.
Es una lástima que tengas que irte,
Que el tiempo ha pasado,
Y nuestros cuerpos ya están cansados.
Desgastadas las maderas por el paso del tiempo,
Agujeradas por esa polilla que es el cáncer.
- Autor: Jose Viramontes ( Offline)
- Publicado: 21 de marzo de 2019 a las 15:05
- Comentario del autor sobre el poema: La dificultad de la despedida de una pareja, radica en la codependencia, en la costumbre, el arraigo a estar siempre juntos, es difícil el paso del tiempo y los cambios, y es por eso que es difícil decir adiós.
- Categoría: Triste
- Lecturas: 30
- Usuarios favoritos de este poema: pani
Comentarios1
EN LA DISTANCIA DEL CHELO... SU SONIDO NUNCA MUERE...
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.