Era la voz ronca de quien grita y no calla,
del que al final del pasillo dibuja el sol,
el que no entra en la ventana de un monstruo de concreto
en el corazón de una cuidad que respira el humo
del fumador ya ajado por los años de calvario,
la cuidad del que reza a escondidas y del que empuña
un arma en la cabeza de un niño.
Era el cuerpo cansado del que madruga trabajando,
del que cuenta monedas a fin de mes,
eran las manos que sostenian el cielo para el cachorro,
para la vieja desgastada por un ritmo que nunca,
nunca frenaba en las esquinas.
Era el hijo, el padre, el hermano...
Era ese que encontraron muerto ganándose el pan.
- Autor: El otro yo ( Offline)
- Publicado: 24 de marzo de 2019 a las 23:47
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 30
- Usuarios favoritos de este poema: Romi A, Wavesdarkness, jaquemate
Comentarios3
Impactantes versos, muchos nos vemos reflejados en el al leerte, abrazos desde Catalunya
Gracias por su lectura
Canta garganta con arena, tu canto es una pena que Malena no canto, canta que troilo desde el cielo debajo de tu almohada un verso te dejo. Un grande el polaco. Un abrazo fraterno el Quijote de la Rosa
Me encanta la canción 😉 saludos desde mi rincón del mundo
Era el hijo, el padre, el hermano, engranajes obligados, condenados,
a mover el armatoste putrefacto,
de un sistema indolente y desigual.
Un abrazo
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.