En unos años ya no brincaré con este entusiasmo.
En unos años las rodillas serán mi princiál cuidado y el cabello que muevo para todos lados será blanco y áspero.
En unos años me miraré al espejo reconociendome en ese instante y recordaré con melancolía todo aquello que me atreví a hacer.
En unos años posiblemente me arrepienta de muchas cosas. O no.
Y pacientemente me perdonare y me liberare de todo aquello que no dije o quise decir.
En unos años las ojeras y las arrugas de mis ojos describirán la leyenda de lo que vi y mi memoria me estimulará suspiros a causa de todo aquello que tuve oportunidad de vivir.
Grandes amigos, los amores y sus sustanciales circunstancias, las peleas de hermanos, el hostigamiento de los padres, las carcajadas, la experiencia ganada de los trabajos y agradecer por cada día de mi vida hasta hoy.
En unos años el abdomen que mucho tiempo intenté tener plano, será una almohada para las cabezas de los nietos. Las piernas que no paraban de bailar serán el regaso de las historias para mis hijos y mi corazón... será más fuerte.
En unos años, saborearé ese café que cada mañana me ha recibido. Y recordaré las charlas de chicos que tenía con mis amigas. Las lágrimas de los ex amores y las compras que hice con cada artículo inútil que me hacía sentir bonita.
En unos años, dormiré al lado de un hombre que me hizo sentir segura y bonita durante mucho tiempo. Que me conquistó con su talento y su persistencia. Y que por trabajador y guapo, me cautivó. Para despertar y reconocer que elegí su calor por todo el amor que supo darme.
En unos años, escucharé las canciones más románticas y bailaré un vals con las flores.
En unos años, me acostaré al lado de todos los libros que escribí y respiraré la piel de las hojas. Y soñaré que viajo en el espacio.
Que navego entre las nubes que mi madre pintaba para sus artesanías, y cantaré tan fuerte como mi padre... mientras en mi marchar, los veo esperándome con la sopa de espinacas que siempre me preparaban, por mi veganismo.
Mis hermanas se visten con vestidos blancos y se ven preciosas.
En unos años, miraré a Dios. Y le agradeceré por cada una de las lecciones, las oportunidades y el cuerpo y mente que supieron tocar el alma.
El espíritu que en unos años, volvió a nacer.
- Autor: Nadia Almazán (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 27 de marzo de 2019 a las 00:11
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 35
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