En algún torpe momento
intenté que pasara desapercibida tu ausencia.
Que tu recuerdo fuera un eco pálido
que solloza lejos de mi alcance,
me busqué un oficio diferente a pensarte,
algo que me gastara mi ánimo de ti,
lo logré por un par de días quizás y no más.
Me atrapé a mi mismo abstraido
mirando mis memorias en un espejo vacío,
con el corazón latiendo por mis brazos
y un antónimo de una sonrisa bien marcado
se dibuja en un rostro que me es familiar pero que no conozco,
que me mira con recelo hinchándose de reproches.
Pensé que el viento bastaba para llenar mis brazos,
que un manojo de tareas me llenaría de olvidos,
pero aprendí a que sabía tu sonrisa cuando no la oía,
aprendí cómo me hablaban tus ojos
siempre mejor que tu voz,
aprendí cómo me saludaba tu boca,
que tan dulces eran tus caricias
y te eché de menos,
te echo de menos,
quizás de más.
Aprendí a navegar en la melancolía de la noche
afiné mi puntería esgrimiendo contra una hoja de papel
aprendí a lanzar mis emociones al reloj
para que algunas de mis letras
me devolvieran un instante en le tiempo
y así castigar el lado vacío de la cama
condenando tu recuerdo al olvido en cadena perpetua
para no darte ya más nada,
Ni siquiera el punto final en esta mentirosa reclamación.
g.
- Autor: Le Bastard (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 27 de marzo de 2019 a las 23:41
- Comentario del autor sobre el poema: Un día por tragarme el orgullo de saludar a un amor viejo, me sudaron palabras de los dedos y empape con tinta una vieja servilleta que hoy transcribo aquí.
- Categoría: Amor
- Lecturas: 15
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