AVISO DE AUSENCIA DE Rigo F. Garay
Sss... silencio, que el atanor se puede apagar con los ruidos fuertes del exterior y yo quiero que leas, escuchando el rugido del laboratorio interior; hasta llegar al uno y elevar la conciencia a la perpetuidad eterna, de la esencia divina que todos portamos.
Sí meditas las palabras, y vas más allá del sentimiento, será sencillo escucharlo; aunque si comentas, podrás aportar un poco de tu singularidad, a este singular y humilde espacio, donde los locos escriben y los magos comprenden.
Sss... silencio, que el atanor se puede apagar con los ruidos fuertes del exterior y yo quiero que leas, escuchando el rugido del laboratorio interior; hasta llegar al uno y elevar la conciencia a la perpetuidad eterna, de la esencia divina que todos portamos.
Sí meditas las palabras, y vas más allá del sentimiento, será sencillo escucharlo; aunque si comentas, podrás aportar un poco de tu singularidad, a este singular y humilde espacio, donde los locos escriben y los magos comprenden.
Lamentaba el pobre, desde la cama el no tener nada y el no poder. Mientras el rico, exprime hasta el último minuto de rutina matinal; de ejercicios y visualización.
-Pobrecito mi hijo. Exhala ahora el pobre, desde su mesa que abunda de ilusiones. -Ya regresará mi pequeño empresario. Calcula el rico, rectificando en su agenda.
-Pero mañana saldré y venderé algo, para traerle a mi encamado padre. Piensa el hijo rico. Al momento siguiente, anhela el hijo pobre: -Mañana compraré muchas cosas para mi ocupado padre. Y teme mañana que haría sin su padre.
Pero quien será el próximo y más rico, trata la fortuna de decidir; mientras los observa como actúan.
- Autor: Alquimista de letras (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 29 de marzo de 2019 a las 02:11
- Comentario del autor sobre el poema: Sólo es una polaridad más.
- Categoría: Cuento
- Lecturas: 25
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