Tus pecas que por poco me matan,
son el delirio en tus hombros
que como luvia cae para
anunciar la tempestad.
¡Absurda inocencia!
¡Absurda latencia!
¿Quién le explica a la conciencia?
Que los besos no se prestan
y de la memoria son presos.
Más lo vale el recuerdo
que aunque no te tengo tangible,
siempre en mi mente, vivo, indeleble.
Comentarios1
Unas pecas matadoras
son delirio de tus hombros,
que cual agua llovedora
tempestades con asombro...
enunciando su llegada
mas con absurda inocencia
pues cómo explicar callada
a la precisa conciencia...
Que no se deben prestar
a ninguno de los besos
porque en la memoria están
muy perpetuamente presos
y el recuerdo es quien se encarga
de por mas que pase el tiempo
de a la mente reavivarla
y al presente devolverlo !
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