¡Quiero un amor! ¿Quiero un amor?

Quiero un amor de perros, que sea leal, fiel y salvaje.

Que sea imponente como el Sol.

Regio e independiente como la luna.

Esparcido como las estrellas y bailador como olas de mar.

Fantasioso como la raíz de un arcoiris.

Suave como el almidón.

Místico como la mirada de mujer.

Tierno como la caricia de madre.

Fogoso como la adolescente.

Fuerte como los años de anciano.

Sabio y discreto como el cielo que nos mira desde arriba y calla hasta la eternidad.

Que sea secreto como lágrimas de hombre.

Anhelado como pequeño en un vientre.

Añorado como gotas de agua en desierto.

Sentimental como carta de prisionero.

Entrañable como el hogar de un soldado.

Alegre como el juego de un niño.

Como conjugar el verbo amar con tu nombre.

Optimista como aquel que aún cree en el corazón ajeno.

Desesperado como el andar del diablo.

Solitario y dormido como Alfonsina.

Ser sancho acompañando al quijote.

Picante y vigoroso como el whisky.

Que sea eterno pero sin tiempo.

Dulce pero sin azúcar.

Libre como crin de alazán al galope.

Hasta morir como Romeo y Julieta.

Virgen como el Armazonas pero perdido como Sodoma.

Sacrificado y entregado como samaritano.

Simbólico como el apocalípsis.

De tez escarlata, igual a la bestia.

Adictivo a su toque cual droga barata.

Recorrido como camino de caminante, quien hace camino al andar.

Más fuerte que las leonas, más dominante y matriarcal que elefantes.

Absurdo como caimán en árbol.

Pero real y apasionado como estas letras.

Marco Antonio Saborío Parreaguirre .