En un buque se embarcó, con lágrimas mí familia, por qué alli dejaba todo, con sus penas y alegrias.
A la patria, a sus amigos, a sus padres, a la villa, a los sueños de la infancia, que eran carne de ilusion.
Al llegar, probaste todos los trabajos. Al fin la cal, y el rojo ladrillo, se metieron en tu sangre.
Volabas por los andamios y tú silbido triste, enamoraba a las nubes.
Se ocupaban de las cosas comunes: del trabajo, del pan, de los hijos.
No expresaron fatiga, ni dolor. Ellos, morían en silencio. Llevaban en la sangre, el honor, la palabra, la brisca. Bebían vino tinto, y nunca reclamaron nada.
Caminaban el tiempo de otro tiempo.
Mas nunca a sus labios, los abrió el reproche. Siempre consecuentes, siempre laburando. Pasaban los días, pasaban las noches. El viejo en la fabrica, la vieja lavando.
Mí viejo, vos hiciste un mundo nuevo, habriste surcos, criaste a un hijo y fuiste solamente un inmigrante.
Nosé como decirlo en dos palabras. Pero padre, hoy conocí tu tierra de Vides y Olivos. Comprendí tu nostalgia y encontré tu felicidad pérdida que aún preside allá, camine por tus caminos y miré tus paisajes. Admito, por primera vez, me sentí como en casa.
- Autor: Camelot (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 30 de marzo de 2019 a las 22:42
- Comentario del autor sobre el poema: En lo personal, este poema, relata la vida de mis abuelos y mí padre. En este relato, YO, me siento inmigrante. Siento la nostalgia de mis abuelos, siento el dolor, la pena, el desarraigo...Siento más de lo que debería sentir una joven de apenas, 18 años.
- Categoría: Familia
- Lecturas: 37
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Comentarios1
Bien venida amiga Camila
bambam
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