Saber que no soy la Plath
que nunca tendré sus versos
en mi boca
que no recibiré tulipanes
y que siempre tendré un cielo
blanco, azul o gris
pero nunca negro
que quienes revolotearán
silenciosas y blancas
serán la mariposas
que nunca tendré el valor
de renunciar a mis soles
por más que se nublen
que el horno ya no es de gas
y que solo está
para hacer bizcochos
es supervivencia
no es felicidad
pero debería acercarse.
- Autor: Bambú ( Offline)
- Publicado: 31 de marzo de 2019 a las 20:52
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 53
- Usuarios favoritos de este poema: María C., Texi, El Hombre de la Rosa, zenit_nadir
Comentarios6
( que el horno ya no es de gas
y que solo está
para hacer bizcochos
es supervivencia
no es felicidad
pero debería acercarse )
Al menos tendrás bizcochos mientras sigues escribiendo para encontrar tus propios versos.
Un saludo.
Pues sí. El olor a bizcochos en una casa es de lo más hogareño que existe, y tan dulce...
Seguiré escribiendo. Mis versos... bueno, son y serán siempre míos.
Jamás querría escribir como ella si debo pasar su calvario y morir de ese modo. Mejor la mediocridad y la paz en el corazón.
Gracias mil por tu aportación.
Un afectuoso saludo.
"que nunca tendré el valor
de renunciar a mis soles
por más que se nublen"
me encantó
Abrazocito
Hola, Bambam. Me alegra mucho que te guste. El sol (mis soles, mis hijas) siempre está ahí. Yo les di la vida y ellas me la dan a mí.
Un abrazo
Muy bien dicho, me ha gustado Bambú
Un abrazo
Eres un amor, María. Es que hay que seguir luchando ¿verdad? Sin desfallecer. Y sacarle jugo a las pequeñas cosas de la vida.
Un beso grande
El jardín solariego ( De Silvia)
Las fuentes resecas, las rosas terminan.
Incienso de muerte. Tu día se acerca.
Las peras engordan como Budas mínimos.
Una azul neblina, rémora del lago.
Y tú vas cruzando la hora de los peces,
los siglos altivos del cerdo:
dedo, testuz, pata
surgen de la sombra. La historia alimenta
esas derrotadas acanaladuras,
aquellas coronas de acanto,
y el cuervo apacigua su ropa.
Brezo hirsuto heredas, élitros de abeja,
dos suicidios, lobos penates,
horas negras. Estrellas duras
que amarilleando van ya cielo arriba.
La araña sobre su maroma
el lago cruza. Los gusanos
dejan sus sólitas estancias.
Las pequeñas aves convergen, convergen
con sus dones hacia difíciles lindes.
Cómo es esta mujer ¿verdad? Su poesía es bestial, rotunda, desgarradora...
Gracias por traer ese poema a esta humilde casa.
Un abrazo, amigo.
Pues tienes mucha razón. No sé si sé lo que no soy pero sí sé lo que no quiero ser. Jamás daría mi vida por ser una extraordinaria poeta. Jamás abandonaría a los míos.
Un abrazo, amigo.
Muy hermoso y grácil tu genial poema estimada señora
Saludos de amistad
Críspulo desde el Norte de España
Gracias a ti, Críspulo. Veo que somos vecinos. Un saludo, desde el mismo lugar.
Yo vivo en Torrelavega desde hace bastantes años y espero que seamos buenos amigos en la poesía.
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