EXCESOS LAUDATORIOS
Hoy me senté a mirar un retrato de un pasado remoto,
antes, alguien a quien voy conociendo con pausas,
dijo “ descansa” y me tomé un tiempo de suspiros
que nos hizo coincidir en un poema de Dante Alighieri,
y una canción de Paty Smith, que dice;
“El sol ardía alrededor de sus párpados y sus ojos
eran como dos soles, párpados blancos, ópalos blancos…”
Del inmenso balcón de esos ojos igual que aceitunas,
arranqué su belleza incendiaria para apropiármela,
al otro lado, una butaca vacía presa de un amanecer
adyacente al fruto del azar,
entonces recordé la atracción cósmica que ejercen
las estrellas sobre los campos de trigo,
la misma que la nieve en invierno
convierte la hierba del parque en parte del cielo.
Los ojos del poeta llegan al vientre del mar, dulces,
terribles, tormentosos, desengañados, tímidos,
esperanzados, o tristes,
los ojos del poeta no se olvidan de las cosas que ven,
igual que a ti no podrán olvidársete las hileras inertes
que allanan caudales hasta profundizar en tus pupilas.
Cuando me levanté de la cama fui en busca de gente
alejada del acantilado, personas que pronosticaran
cercanía y camino, soñadores desangelados
que necesitasen consuelo más allá del deshielo,
y me encontré contigo recitando uno de mis poemas,
así que dimos un paseo en silencio por un túnel
de pétalos codeándonos con la marea humana.
Existes, ibas de mi mano, pero qué llevas dentro
para ofrecerme el mecanismo léxico que manejas.
Años atrás superé el hándicap del desconsuelo,
sin divisar más realidad que la rotundidad del abismo,
la vida, contra todo pronóstico, separó la realidad
displicente del ornamento bullicioso,
ocultando la crudeza que tilda de ayer el mañana.
Quien reclama amor parece un deshecho amontonado,
pero goza de una particularidad gravosa, sufre,
se queda solo, sin que nadie claudique
ante un sentimiento de efecto tan luctuoso,
las plazas se quedan solas, las fuentes niegan su agua,
aunque bebe, a la par que muere de sed muchas veces.
Somos pequeños, aun queriendo ser, y estar,
lejos de la desolación permanente, no somos nada,
tal vez ilusión, injusticia, puede que perplejidad,
fantasmas de nosotros mismos,
reliquias de un despertar arrinconado,
descompuestos camuflados bajo la piel temerosa
que nos protege de los agentes externos.
Encaminémonos hacia un acuerdo verbal,
si lo que me ofreciste es soledad, no la quiero,
toca mi catálogo de sueños, ya no puedo excusarme,
donde esté, estarás,
y si lo que insinúas es una luz dentro de ti, la deseo,
sin excesos laudatorios, sin destellos inservibles,
aún podemos acompañarnos hasta la muerte,
nos sobra tiempo.
- Autor: FERNANDO NOVALBOS ( Offline)
- Publicado: 1 de abril de 2019 a las 17:31
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 35
- Usuarios favoritos de este poema: Yamila Valenzuela, Pajarillo
Comentarios2
Vaya! Nada que decir, solo... Muy, pero muy bueno.
Apapacho!
Muchísimas gracias, hoy empecé mi andadura aquí.
Pues bienvenido!
Apapacho!
SIn exceso laudatorio,
y con esta piel temerosa,
he tocado este catálogo
de sueños; entonces,
mi acuerdo verbal es tan sólo:
Reclamar amor para tan elegante
y esperanzante poema.
Un tanto tardía, pero te doy la
bienvenida a este espacio Fernando.
Un abrazo.
-Ramiro
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