Andaba el pez tras el anzuelo plateado
cuando de pronto le da un mordisco y queda
atrapado.
Se inicia la terrible lucha.
Pez y anzuelo, anzuelo y pez,
hasta que por fin el pez queda liberado.
Dolida suerte la del pez
pescado,
que logra escapar del anzuelo,
con la boca lacerada, pero…
¿Lo sabe el pez?
¿Es consciente de su suerte?
¿Sabe de qué se ha librado?
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Y el anzuelo…
¿Dónde está? ¿Qué le ha ocurrido?
Dolida suerte la del anzuelo
que al fondo del mar ha caído,
al perder su pez,
que lacerado ha huido.
¿Pero lo sabe el anzuelo?
Anzuelo y pez han luchado
y sin saberlo ambos se han liberado.
Desdichada suerte la de los libertos,
que de pesadas ataduras se han librado.
Se quejan de las heridas que la libertad deja,
se aterran de perder al querido amo,
sin saber lo que significa ser libres,
sin comprender lo que significa
dejar de ser esclavo.
Frank Calle (27/feb/2018)
- Autor: Frank Calle (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 4 de abril de 2019 a las 01:43
- Comentario del autor sobre el poema: Muchas veces he meditado sobre la ignorancia que muchas personas tienen sobre el concepto de libertad; pero más aún del comportamiento que asumen las personas que obtienen un estatus de libertad y no saben qué hacer con ella. Es lo que podríamos llamar “la paradoja del esclavo”, que transformado en ciudadano de la noche a la mañana, se aterra por haber “perdido” a su Amo.
- Categoría: Espiritual
- Lecturas: 133
Comentarios2
Gran verdad explícita en simples versos que llegan al alma y al entendimiento. Un abrazo fraterno
Gracias amigo, basta que una persona se interese y considere interesante un poema, y ya me siento gratificado, y con deseos de seguir escribiendo.
Un abrazo,
Frank
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