Cada vez que vayamos a renacer, debemos romper la
cáscara del huevo que nos aprisiona.
La cáscara está formada por autocompasión, pero
también de miedo a responsabilizarse de la propia vida,
y pasar a la acción.
Dentro del huevo, los viejos traumas, procuran un
sentimiento de familiaridad, ya que uno termina por
hacerse amigo de sus penas, mientras que afuera se
encuentra el camino a recorrer,la incertidumbre.
Esto explica por qué hay tantas personas que parecen
resistirse a salir de su postración.En principio, a nadie
le gusta la infelicidad, pero buscar la felicidad es un
duro trabajo que requiere arremangarse.
Quizá una condición previa a todo proceso de una
recuperación, sea la voluntad de renacer. Dejar morir
el tipo de vida que nos ha hecho sufrir, y ser capaces
de inventar una nueva, según nuestras propias reglas
y valores.
Comentarios2
Muy difícil...totalmente de acuerdo de nuevo.
Me gusta cuanto escribe. Saludos
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