Calles estrechas
con planos inclinados.
casas sombrías.
Largos balcones,
algunos muy pintados
y barnizados.
Muros de piedra,
tejados a dos aguas
y mucha paz.
En la distancia
y arriba, en las praderas,
está el ganado.
Vacas tudancas
que pacen y sestean
indiferentes.
Pero su imagen,
igual que su color
les dan bravura.
La cornamenta,
el negro de su piel,
sus grandes ojos.
Porque te miran,
a ti o al infinito,
y hasta te buscan.
Es en Tudanca,
un pueblo misterioso
y con leyenda.
Rafael Sánchez Ortega ©
23/03/19
- Autor: Pyck05 ( Offline)
- Publicado: 8 de abril de 2019 a las 08:13
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 21
- Usuarios favoritos de este poema: PECH, Lualpri, Alexandra L
Comentarios1
Muy bonito.
Gracias.
Gracias Luis.
Saludo.
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