Soy Ashia, de Tombuctú África Occidental, tengo 8 años.
Estoy en mi habitación abajo de mi cama escondida de mi madre, a cada 15 días ella me coge para hacer sobre mi cabeza trenzas nago, me da mucha vergüenza llevársela. Seguiré aquí abajo hasta que ella se olvide de mí.
Escucho pisadas en el pasillo firme y decidida, tengo miedo que me descubra hago silencio.
Las pisadas siguen, escucho como abre la puerta de mi habitación y se queda parada en el centro sin decir nada.
Cuando pienso que se marcha, mi madre me sorprende sentando sobre mi cama poniéndose cómoda, parece estar descansando.
Sigo callada…
Cuando escucho mi madre un con timbre de voz amorosa decir:
- Hace muchos años a partir del siglo XVII los ingleses, franceses y holandeses ocuparon el primer lugar en el comercio esclavista y en el siglo XVIII luego de la Guerra de Sucesión Española se establecieron empresas inglesas, holandesas y francesas, dedicadas al tráfico de esclavos.
- Nos teníamos esclavizados para el desarrollo de las plantaciones de caña de azúcar y algodón principales de la época.
- Nuestros hermanos morían buscando libertad, nosotros no éramos considerados como seres humanos, solo había servidumbre y esclavitud.
- Nuestros hermanos, para poder escapar y volver a sus hogares, como no tenían acceso a papel y pluma y tampoco muchos no sabían escribir, encontraran una manera sorprendente de dibujar mapas de caminos de fuga, en las cabezas de las negras más valientes.
- Las trenzas nago, eran mucho más que vanidad, eran mapas de libertad incrustadas en trenzas transformadas en caminos de esperanza.
- Los hombres blancos ignoraban su uso. A pesar de la esclavitud, aún teníamos secretos de esperanza en arte de nuestras manos.
- Por ese motivo querida hija, para nosotras las mujeres de color llevar las trenzas “Nago”, es un orgullo. Nos recuerdan nuestras raíces y nos mantiene firmes como seres humanos que no renegamos nuestros antepasados. Y aunque En 1807 el Parlamento británico aprobó la ley para la Abolición del comercio de esclavos , bajo la cual los capitanes de buques de esclavos podían ser severamente penados por cada esclavo transportado y en seguida esta ley ha sido superada por la ley abolicionista de 1833, que liberó todos los esclavos del Imperio Británico.
- Te confieso amada hija, que aún existe consecuencias de aquellos tiempos, que es la ira y racismo sin sentido y gratuito.
- Mucho me temo que la herida era demasiado grande, para ser curada aún en este mundo sin entendimiento.
- Por eso hija, mi querida Ashia, no te avergüence de llevar nago en tu cabeza.
- ¿Sabías que Ashia significa Esperanza?
En ese momento mi madre se calló, pienso que estaba llorando por el ruido que escuchaba.
Salí de mi escondite y dije a mi madre:
- Aquí estoy.
- Autor: Leomaria Mendes (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 8 de abril de 2019 a las 11:48
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 10
- Usuarios favoritos de este poema: Lualpri
Comentarios3
Un cuento corto, describiendo una escena; muy significativo y con buena investigación. Me sustrajo de mis quehaceres, llamó mi atención, sigue con Ashia, y algunos sueños de los viajes de Ali, Tombuctú la ciudad de barro (SALUDOS DE DOMOTA)
maravillosa narración, gracias por compartir
Que lindo.
Gracias.
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