El mismo tigre odiado
el de siempre
el que raya por raya se revela
en la noche de lana
de luna
a la par que nos dice
Déjame
estoy cansado
vete a dormir,
el mismo tigre odiado
con sabor a crimen
o a Lima
o a Barcelona
o al cine Bucareli,
el mismo tigre odiado
que cala hasta los huesos,
ha prendido su nombre
con estelas de mar.
Y Aloysius Acker
y el cuerpo celebrado
y el hijo de Sensini
y el tiempo en la fábrica
o en bares,
se acaban yendo
con la risa de la infancia.
Una risa infernal.
Y Adán es Dios
nuevamente.
- Autor: Cesar Salazar ( Offline)
- Publicado: 12 de abril de 2019 a las 01:46
- Comentario del autor sobre el poema: El tigre odiado de Eielson. El mismo. Y Bolaño. Y un poco de Martín Adán.
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 42
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