Caían los ángeles del cielo expulsados por su creador. Durante la caída, Dios les despoja de sus alas y su brillo, pero no de su belleza.
Y caen a la tierra, apoderándose de ese dominio, siendo reyes entre los mortales, dioses entre hombres.
Aprovechando su inteligencia, fuerza y belleza redimieron la humanidad y gobernaron durante mucho tiempo.
Años más tarde, demonios y humanos engendraron nuevas descendencias y sus cualidades mermaron. Al darse cuenta de ello, decidieron esconderse entre las sombras, controlando los hilos de la humanidad desde la oscuridad.
Pero hubo algunos que se animaron a camuflarse entre nosotros, viviendo y comportándose igual. Su belleza sigue siendo excepcional, pero es una belleza, que al verla, te atrae, te domina y te doblega; que te llena de terror; que quita toda voluntad de ser.
Miles siguen cayendo en las garras de estos seres. Los han sumido y han hecho que imperios se enfrenten entre ellos. Helena, Cleopatra, Casiopea, entre otras, que al hipnotizar a los hombres con su belleza, produjeron la ruptura de grandes imperios y ciudades.
Solo por la ausencia de brillo en sus ojos podemos discernir si quien nos tienta, quiere apoderarse de nuestra alma o nuestro cuerpo. Ojos negros, sin la luz divina, que atrae el alma en pena como un profundo pozo al que nos vemos tentados de arrojarnos dentro.
¿Es acaso ese vacío que nos tienta zambullirnos allí, a sabiendas de que vamos a perecer en la caída lo que nos excita, o es porque la naturaleza del hombre necesita probar que puede entrar por esas puertas y salir como en antaño?
No somos ni un tercio de nuestros antepasados. Fuimos transformados, corruptos por aquellos a lo que ahora intentamos enfrentar. Existe en nosotros esa dualidad de ángel y demonio, de bien y de mal. Que muchas veces nos cuesta controlar o que, directamente no sabemos que las hacemos.
Es imposible, una vez engatusados, salir. Por eso recomiendo que cuando vean a una persona que carezca de este brillo en los ojos, huyan. No intercambien palabra, luchen contra la tentación y no giren su cabeza si no quieren ser condenados a vagar sin alma como Orfeo.
- Autor: Franco Bouzas (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 12 de abril de 2019 a las 14:03
- Categoría: Religioso
- Lecturas: 19
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