He entregado mi amor sin condiciones,
sin temor a no ser correspondido,
he dejado a la pasión que me arrastrara
sin pensar que nuestro amor se había perdido.
Nos cruzamos en las calles
su respuesta, indiferencia,
yo la regalo miradas,
ella me muestra su ausencia.
Entregarse el uno al otro
del amor, esa es la esencia,
quizá mi pecado ha sido
querer con tanta vehemencia.
La sueño todas las noches
la quiero todos los días,
no me resigno a perder
lo que más amo en la vida.
J. Piñeiro
Comentarios1
Nunca es un pecado. Un besiño.
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.