En una vieja calle de Madrid,
donde el tiempo parece haberse detenido
un antiguo café con un piano,
resulta ser un sitio divertido.
De sus paredes cuelgan unos cuadros
con motivos que parecen bodegones,
un banco de madera con respaldo,
el recuerdo que alberga las pasiones.
Desde un rincón de la barra del café
perplejo, contemplo la hermosura,
de una dama que, sentada en una mesa,
me miraba fijamente con dulzura.
En el piano sonaba una balada
adornando con música el momento,
un espacio ideal se había creado
para expresar con palabras sentimientos.
J. Piñeiro
Comentarios3
Bella tus letras Piñeiro!!
Saludos, Angelwanda
Muchas gracias Angelwanda, por el momento solo he podido publicar 3, pero gracias a los ánimos de amigos, publicare los 30 que tengo hasta ahora en mi Ebook. Saludos
Muy dulce Poema, Jesús. Un abrazo
Me encantan esos cafés, por los que parece que no pasa el tiempo y permanecen imperturbables con el paso de los años. La de historias que habrán visto... Además el café también sabe de otra manera. Un besiño.
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