Tendidos sus cabellos rubiales
en un pajar de pupilas colmadas,
vi pasear sus curvas baldías,
la cintura habilitada.
invisible era al ojo ajeno.
Acopió en mi piel
la diseminación de sus pueblos,
hecha de luces eternas
con su soledad iluminada
era glauca aurora en sus cabellos
iluminando el mobiliario de mi abrazo.
Tenue caricia de venas
festón de sábanas claras.
Venia con retinas
en detención de chaflanes,
tenían sus venas curvas
fluir de acequias constantes.
En somnolencia de monólogo
la lengua era un dilate
de abiertos parpados,
eran sus acalladas manos,
bálsamo de mis heridas.
Exilió del aire mis angustias
con vocación de diálogo.
Soplo de fuelle en contexto,
carbón mineral que al fuego
moldeó en aguas del Alhambra
la sensual curvatura del disenso.
Era su voz plena la lentitud
cenagosa del cuestionamiento,
tan próxima a mis huesos
como la arcilla de carne fraguada
era estrépito estertor sobre la tierra calma,
cenizas al humo del incienso.
Melisma de incendio en beatitud gozosa,
caudal torrentoso de riadas
en pacífica calma.
Mística parábola sus curvas desnudas
el cuerpo resalta sus misterios,
de vórtices huracanados,
ápice de calmo sosiego
sin memoria gata fuera de tiempo.
Ausentes raíces del cielo
yacía entre la luz y la sombra
transparencias del paraíso
ofrendado la luz del cielo
y en plena redención pondera la plenitud del silencio.
De LLUEVE EL VIENTO EN LOS TEJADOS- a publicarse julio 2019 - Ed. PALIBROS - N.YORK - EEUU
Hecho el Depósito según la ley 11-723- registro de autores.
- Autor: RICARDO ALVAREZ ( Offline)
- Publicado: 14 de abril de 2019 a las 22:46
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 51
- Usuarios favoritos de este poema: Aqua Marina, Viento de amor
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