Yo, mujer, te quise tanto
con inmensa intensidad,
yo te amé tan de verdad
que sigue vivo el encanto
y si no derramé llanto,
fue asunto de la razón
que, al ver que tu corazón
mi corazón ya no quiso,
decidió no dar permiso
a tanta desolación.
Pero tanto echo de menos
tus besos de dulce mosto
volviéronse mi regosto
y mi vino más ameno;
pues cuando libé tus senos,
probé el paraíso entero
y hoy solo me desespero
por tener, así, tus labios;
hoy lidio con el resabio
de tu “adiós” y mi “te quiero”.
Y si antes no fui a buscarte,
no fue por falta de amor
ni orgullo, fue por dolor
y no sé cómo explicarte,
tan solo quiero besarte;
puede parecerte burdo,
pero con verte me aturdo
y digo tantas tonteras,
ay, amada, qué no diera,
qué diera, por ti, este gurdo.
Y sigues siendo tan bella
que solo puedes ser tú
quien me quite esta inquietud,
quien mitigue mi querella;
y sigues siendo la estrella
que a lo mejor es fugaz
y ni así doy marcha atrás,
en la espera me consumo,
mientras de pronto perfumo
un “tal vez” con un “quizás”.
- Autor: Ofeliko (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 3 de mayo de 2019 a las 00:26
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 45
- Usuarios favoritos de este poema: Daniela Mora
Comentarios1
Muy bonitas décimas. Un placer leerle.
Saluditos 😘
Gracias, Daniela Mora, por pasar.
Saluditos. 😘
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