Ella miraba con el corazón destrozado,
tu cuerpo colgado en la cruz.
Desfalleciente ante esa escena,
los recuerdos gozosos acudieron a su mente.
Sin poderlo evitar, sus ojos lloraron.
Lloraron al recordar la alegría,
de aquella vez primera,
que te acunó en sus brazos.
Tus sonrisas y juegos de niños,
iluminaros sus inciertos días.
Con qué admiración escuchaba
las palabras de su pequeño hijo.
Los amigos que habían jurado fidelidad,
las maravillas realizadas
por esa manos tan amadas,
yacían ahora, inertes y mudas.
Fue testigo de la injusta condena,
de la cobardía y la traición.
De tu mirada nublada,
pero también del perdón.
Permanece a tus pies,
sostenida tan sólo por su amor de Madre.
Los brazos extendidos en dulce espera.
¡Todo se ha cumplido! oyó decirte.
Recibe tu cuerpo desfigurado,
sin aliento, sin vida, irradiando luz.
No entiende qué ha pasado...
Sólo confía en el precio de tu cruz.
- Autor: Yoyi (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 20 de abril de 2019 a las 12:24
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 55
- Usuarios favoritos de este poema: alicia perez hernandez
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