En las tardes de frío invierno que apenan el alma, y la tientan con desvelos y furias extrañas,
te imploro a tí, razón mía, para que me ilumines en este trance.
Razón,
Razón que ilumina a los hombres desde las alturas.
Razón que es fármaco de los justos de espíritu.
Razón todos empuñan, en la certeza de la claridad,
y del sentido común.
Razón que es la piedra de toque de la razón misma.
Razón: santo y seña de la espada del justiciero
que nada turba...
Razón que conforta a ufanos que carecen de decisión.
Mas, abro los ojos y grito. La mano al cielo, el rostro al suelo.
¡Razón que ni es razón ni es nada,
porque la razón no es la verdad!
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Autor:
Barón de Bescour (
Offline)
- Publicado: 20 de abril de 2019 a las 13:09
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 24
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