Señor mi Dios,
continúo siendo
el incondicional y fiel soldado
de tu ejército celestial.
A quien he desconocido
en estas convulsas tierras,
es a tu conferencia de generales
por incapaces y traidores
a tu propia causa.
Tu Santa Cruz
la llevo grabada en mi pecho
y en mi resplandeciente espada,
que sin sosiego alguno,
combate perpetuamente
al perverso
y sus siniestras legiones
que atormentan tu paraíso.
Señor mi Dios,
la fe de mi carne y espíritu
están adherida indisolublemente
a tu santa voluntad.
Yo no soy quien ha traicionado
tus sacros designios,
son ellos los que abandonaron
a tu santa cruz.
- Autor: William Irving Howard López (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 22 de abril de 2019 a las 19:45
- Comentario del autor sobre el poema: No porque todos digan que he traicionado a Dios lo he traicionado en realidad, sino que los traidores pueden ser los que dicen que yo soy el traidor.
- Categoría: Religioso
- Lecturas: 43
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