Luminosos destellos fulgían en la noche,
irisados rayos de las lejanas estrellas,
arduos caminos me llevaban a las alturas
en donde se aliviaban mis incontables penas.
Blancos luceros guiaban mis extraviados pasos
en el hondo piélago de las densas tinieblas,
con sus refulgentes fulgores alcanzar pude
la cúspide más alta de la intrincada senda.
Sorbos de silencio y brindis de paz me ofrecieron
en las altas esferas;
fueron los instantes más dichosos de mi vida
que yo jamás sintiera.
Irisadas luces encendieron la alborada
y me volvieron a la realidad de la tierra;
con el resplandor mis sueños se desvanecieron
y mi aciaga alma se llenó de infinita pena.
- Autor: Julio Noel (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 23 de abril de 2019 a las 06:16
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 15
- Usuarios favoritos de este poema: Sophia Sea, Melba Reyes A.
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.