En algún más allá que perdura en el espacio
Que no es sino proyección intencional de lo interno
Se escucha se siente se experimenta vivo (ahí es donde se vive
o se muere) Muy adentro en lo vulnerable, a través
De las palabras dentro de la palabra en el sentido
O precisamente fuera, luego, existe gracias a la palabra
El cotidiano acto de invocación suprema:
Llamamos al fuego y el fuego nos rodea sin quemarnos
Llamamos al agua y entre nosotros un fluir distante pasa a través
Llamamos a la tierra y nos recordamos frutos terrestres
Llamamos a la luz a la que fuimos arrojados y nos atraviesa /lo visible/
Llamamos a la muerte, nos callamos y de pronto ya es noche
En donde
El peligro y el milagro
De errar entre el deslizar
De sensaciones incomunicables
De hablar sin saber el peso total
De lo invocado o de creer que lo dicho, fue
Pensado, por uno y no otro, no un mensaje personal
Sino el mismo mundo o algo más expulsado
A través de uno
El donde
La posibilidad constante
De sentirse otro en uno
Y uno en otro: amar, amor
Tanto como la daga que hiera
Frágiles estructuras de personalidad
Y a la vez abra, el mismo camino de su cura
Llamamos al otro y de alguna forma otro viene a ti
Llamamos al ente o lo irracional y suceden cosas que no podríamos advertir
Llamamos al llamar, la metacanción de nuestro canto
Invocando la posibilidad de invocar, morimos tanto
Como vivimos en la palabra, única posibilidad de dentro-y-fuera
- Autor: Santiago Miranda ( Offline)
- Publicado: 1 de mayo de 2019 a las 15:11
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 13
- Usuarios favoritos de este poema: El otro yo
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