La pluma

La pluma se desprendió del ala,
el pájaro se siente más liviano,
aunque su vuelo sea más peligroso,
el riesgo tiene cara de aventura,
y el costo puede ser bajo por haberlo intentado.
La pluma flotará por el aire,
y en el tiempo que dure en aterrizar en el suelo,
en el mundo habrán muerto algunas personas,
tal vez por un tiro,
en un accidente automovilístico,
atragantado por una espina de pescado,
pintando el techo,
ahora serán plumas,
flotando..,
por el aire,
por las memorias,
en el silencio,
y la pluma intenta volver a volar,
en ese instante nacerán nuevas vidas,
escapando de los úteros,
de unas quejosas madres,
y la espera de nerviosos padres,
ahora serán plumas,
dejándose llevar por la brisa,
buscando la libertad en el viento,
explorando todo el paisaje,
aprendiendo a caer al suelo,
y volver a intentar flotar,
ser parte del aire.
La pluma agotada se rinde descansando en la hierba,
la mano de un enamorado,
la encierra en las hojas de un libro,
porque su musa adora los detalles,
“todo nos pertenece.., hasta la pluma”,
la frase conquistadora se luce en la dedicatoria,
como si las palabras del libro fueran de ellos,
hasta que las nubes de las dudas,
cubrieron el sol de los enamorados,
ahora ya no quieren compartir el mundo,
ella destroza el libro,
la pluma se escapa,
será otra vez de la brisa,
de la primavera,
la breve libertad de ser pluma,
al mismo tiempo de ser parte de un paisaje,
los días que paso encerrada,
el mundo siguió andando,
la tierra como sabana abriga a nuevos cuerpos,
la naturaleza sabia dándole la bienvenida a nuevos sueños,
el amor como un espíritu ambulante despierta miles de sensaciones,
ser el dueño de todo y de nada..,
sin avisar el precio de su partida,
deja mieles dulces y a veces muy pegajosas.
Como plumas,
como piedras,
vuelan,
se arrastran,
resisten,
esos cuerpos que envidian el vuelo de los pájaros,
la libertad de la pluma,
dejándose llevar sin mapa,
abrazando el viento,
olvidando que hasta la pluma,
también pronto será un recuerdo.

     Daniel Memmo