Tikal de mis sueños recurrentes,
dejarás de ser ilusión
para convertirte
en cruda y hermosa realidad.
Encanto de adolescencia
impregnado de robustez,
en este espacio de entusiasmo.
Cuna de ancestros gloriosos,
subiré una a una
cada escalinata de tus Templos
y desde la cima,
divisaré el horizonte
de torres hacia el cielo,
que la osadía maya,
construyó desde abajo.
Oh maravilla del ingenio humano,
trazado de caminos celestiales
y templos de blanca piedra,
recubierta y gastada
por las estaciones del silencio.
¡Oh! ciudad de el Eco,
espíritu maya que perdura
en el tiempo de los tiempos,
pasando por equinoccios
y solsticios de miles de vidas,
que hoy roba parte de nuestra inocencia,
en su esplendor y gloria.
Tikal perdido y encontrado
en la memoria de los calendarios,
como hoy te encuentro
nuevamente bajo el silencio
de estas nubes
que te coronan de lluvia,
como has podido inmortalizarte
a pesar del feroz ataque
de las inclemencias de los siglos.
Todavía tengo sabor a ti,
sabor a boca,
que discurre en mi íntimo silencio.
Estoy mortalmente atropellado,
por miles de años de historia acumulados,
en el emblemático templo del Gran Jaguar.
Anduve cada uno de tus espacios,
como un conquistador desquiciado,
ávido de ti, presumiendo poseerte.
En tus templos vi músculos,
fuerza y osadía,
deja que mi sudor
y una gota que cae
desde el cielo de mis ojos,
moje tú ceremonial suelo,
donde un día,
retumbo como un volcán herido
la ilusión del amor.
Juan Bacot.
- Autor: Juan Bacot (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 4 de mayo de 2019 a las 15:35
- Comentario del autor sobre el poema: Este poema lo hice la segunda vez que fui a Tikal como 30 años después de mi primera visita.
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 653
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.