Siento una añoranza de tu rostro
a veces de mujer
de cuando aparecías inhumana sobre invernaderos
de cuando soy una semilla
a tu lado de emperatriz de los corceles
Has sido bendecida con la venda
profecía en tus dientes
la bola etérea de maravilla anticipa tu boca
pero el esoterismo profético de tus dientes relata cuentos a niños
y su entrega diurna,
¿no serás tú la madre de cada ciervo muerto
de cada paso comedido
la vara
la nada de medir?
Llovió tantas veces y ninguna con abrigo
solo quise dejar las calles
por miedo al medio de dejar
mi soledad extraterrestre dentro.
Llueve y todo es una pocilga personal
dentro llueve
sin abrigo
y en los charcos rostros de mujeres olvidadas
o soy yo pero no recuerdo
No recuerdo
por qué tú tan rubia tan reina
me acoges de entre las calles
como al niño diurno hacia gritos
siento la luz purpúrea púdica
del salón de la asfixia.
¿Ya estoy ciega?
El charco responde
en el mundo de la perfección todo es amarillo
pero soy capaz de ver
los tres colores del universo
apodados como Miriam
para no cogerles demasiado cariño
y en la partida de naipes simultánea
un señor saca mi corazón latente
y sensual
que en el mundo amarillo ya deshecho
se ha vuelto partícula
que fuman taxistas de la noche
hartos de tanta rubia.
Todo es ajetreo para mí,
y mujer me llevo la angustia de tu perfección
en lo hondo de mi libro de páginas amarillas vacío.
Solo por esta noche
ya que llueve
ebria de pensamiento y por ebria torpe
es una verdad repentina que te añoro.
- Autor: rosablanca27 ( Offline)
- Publicado: 12 de mayo de 2019 a las 16:48
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 44
- Usuarios favoritos de este poema: María C.
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