Era una casa vieja del año 1960. Allí vivía una mujer de piel negra, en el solar sólo había pertenencias de ella y de sus propios recuerdos. En un desván solo y solitario, se enfrasca la idea de mudarse lejos de esa casa vieja. Se marcha en busca de trabajo y de un buen momento sustancioso en la vida por un futuro mejor. Ella se llama Rosa, la rosa negra del jardín de la casa vieja. Se decía ella, que no existen las rosas negras, pero, ella en su afán de ser bella como la rosa negra de su propio jardín, se siente así. Llega a la DQ Avenue en un valle lejano con la frontera entre dos vertientes de un lago. Es Rosa, la rosa negra del jardín lleno de penumbras y soledades como siempre tan elegante, pero, negra de color y de raza. Ella, en las noches de su afán y de su recuerdo se atreve a escribir novelas como las de “La Casa en la Pira”, que trata de una bruja con un hechizo pernicioso, que deslumbra a todos por su gran forma de escribir en prosa una novela. Ella, en su delirio de ser joven, pero, no tan agraciada en la belleza, sufrió una serie de eventos racista en su corta vida pero, muy larga para la existencia de un prejuicio tan sobrenatural como despreciar la piel de una mujer negra, como la rosa negra. Ella, vá en busca de un buen trabajo que sustente a sus pagos y sus deudas de la vida diaria. Es como revolver el delirio tan frío como el hechizo de aquella novela que escribía para mejor su autoestima y ser una mujer capaz de vivir toda una vida sin ser racialmente racista o ser prejuiciada con el color de su piel. Ella, como toda rosa, quería ser moza y entregarse en cuerpo y alma a la vida. Veía que pasaba el tiempo, y que otras muchachas pasaban la vida con una buena suerte en saber vender hasta su propio cuerpo por su belleza exquisita. Fue una dama como toda mujer, pero de raza negra. No fue como las demás en su categoría de ser negra y llevaba un silencio que mataba su interior gritando calladamente su voz en salir de ese puro encierro. Y escribió en su libro de “La Casa en la Pira”, que decía así…
“... en la vida siempre hay que tener más de dos ojos, unos por delante y otros por detrás, sin saber que la puñalada ataca más el débil, cuando menos te lo esperas el brebaje de un hechizo puede más que la misma letal y mortal daga que atraviesa en la misma pira…”,
Y continúo escribiendo su novela más electrificante que se debió de entretejer entre el silencio de las noches a expensas del frío y de la misma soledad. Y por el día trabajaba en “Data Entry”, -“como es de saber que el silencio es maś fuerte que el mismo poder sobre la pira o el hechizo”-, decía ella. Cuando se acerca a un convite de gente de color negro. Y se siente bien, entre tanta gente de color. Cuando alguno le pregunta que… -“¿quieres pertenecer al convite negro por defender nuestra raza?”-, ella en su afán de ser negra y rosa negra, le contesta que -“sí”-. Llena la solicitud, y se dice que quiere pertenecer al convite negro. La presidenta, habla en muchedumbre y se dice que se expresó de tal manera que a ella le agradó mucho. Y dijo así…
“...nuestra raza, amigos, compañeros y familiares le confiero que del presente hacia el futuro nos queda sólo dar un paso, para defender nuestra raza negra ante el mundo, es de saber que nuestra piel vá a ser enaltecida y por demás defendida ante cualquier persona de raza blanca o raza negra que prejuicie nuestra piel ante todo y de cualquier modo, para dejar saber que nuestra raza tiene valor, virtud y honra…”,
Todos, en el auditorio se levantan de sus gradas y le aplauden de tal manera que todos quedan contentos con el mensaje de la presidenta. Rosa, fue para su hogar esa noche de frío y se sentó a escribir sobre su novela. La cual lleva más de la mitad escribiendo en ella. Se torna pesada la bruma espesa del cielo, y se dice que es la tormenta que se avecina, por cualquier momento. Y se siente más distraída y retraída, pero, muy elocuente y feliz en su trayecto en terminar su novela. Es la novela más sustancial que ha escrito en toda su vida. Es “La Casa en la Pira”, una novela, que entiende la vida de una bruja y su pócima para crear una casa dentro de la pira. Y su novela dice así…
“...que en el tiempo se encrudece de negros cencios en un cielo lleno de nieblas espesas y de tinieblas negras como es la noche a expensas de un brebaje que tiene a una casa en la pira, es mi estancia la que es y siempre será como toda reina del poder del tiempo negro en el camino pernicioso en saber que el hechizo es y siempre será como ha de seguir…”,
Y ella, seguía escribiendo, lo que percibía más y más. Y sucumbió en un sólo trance imperfecto como lo es vivir el presente. Y se dijo, otra vez, que es negra como la rosa negra en su jardín. Y que sólo se siente despreciada como de todo color. Y recordó sobre el convite negro, que yá pertenecía a un convite que defiende su color negro. Y se dijo asistir al evento nuevamente. Cuando llega al convite, le otorgan un panfleto el cual debía de leer como la Biblia, ella, Rosa, lo lee completo y se intensifica más su poder en defender su propia raza. Y más alza su propia voz en cualquier momento en la asamblea autoritaria en defender a su raza negra. Y el vicepresidente habló al convite…
“...no es nuestra piel, somos nosotros los que pertenecemos a un pensamiento más libre, más independiente, más autoritario, más real, es nuestra mente que siente con libre albedrío, de hacer y pensar lo que sea, con nuestra aptitud y actitud, hacia un mismo firmamento, en nuestro camino en hacer defender nuestra raza negra…”,
Entonces, ella, Rosa, se presenta ante todos en el la asamblea, en el convite negro. Y se presenta así…,
“... Yo soy Rosa, negra de raza y he podido percibir el discrimen de mi raza en el camino, paso a paso en la vida, en mi lugar de trabajo y más con mi propio trabajo…”,
Todos la secunda, menos un negro que sabía algo internamente de los propios negros. El ego en saber que sé es negro, o enaltecer su propia raza. Y el negro se levantó de su asiento y prosiguió a hablar y dijo así…
“... más aún se sabe que la raza negra se subleva ante todo, y que es un prejuicio mental lo que lleva cada uno aquí, posean una actitud de firmeza, de limpio corazón, y no tengan una mente de pobreza espiritual, aunque el tiempo es como el ego, que hiere y que mata la misma egolatría…”,
Rosa, quedó atónita en saber que el señor se refería en ser negro y punto y nada más distinto, que la misma raza blanca. Ella, sabía lo que en verdad era poder ser negra y en ser sin paz ni con una mente positiva. Rosa, quedó patidifusa y estupefacta en saber que el delirio se enfrío cuando el señor negro alzó su voz. Y quiso ser una rosa negra, bella y con elegancia, de ser una mujer con autonomía de su propia clase. Y se acordó de Jesús al predicar la palabra de Dios. Y fue verdad y lo entendió ella misma. Y quiso ser como toda negra con distinción. Y se juró ante ella misma que el destino será como el principio de todo y no como el final de un todo. Y prosiguió su camino, mientras camina hacia su hogar en la DQ Avenue, y se dijo que el poder lo tenía en ella misma. Que será como la pasión de Cristo, descubrirá el secreto de ser una rosa negra, tan bella como el amanecer o como el anochecer con luna blanca. Y se dió de cuenta en algo, que la luna sale de noche porque es blanca, y que la noche es negra como su misma piel. Y que además, existen las nieblas blancas como las tinieblas negras. Y que siempre existe el frío y el calor, lo positivo y lo negativo. Y que en el delirio, se enfrasca en una verdadera situación, tan delirante como poder navegar entre el mar abierto e incierto. Y saber que la piel es sólo un órgano, que se viste y se desviste con atuendos. Y que si se sabe que el silencio es frío, como la paz en nuestros corazones. Se debió de tentar la idea en ser feliz con tanta vileza, como poseer ojos dentro de sus propios ojos.
Continuará.......................................................................................
- Autor: EMYZAG (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 13 de mayo de 2019 a las 00:10
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 53
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