Osadamente a través de un instante.
Constante zumbido en las entrañas (norte a sur).
Pero la insistencia de los planetas, chocando.
Quiero decir el silencio: La leve cortina de nosotros,
la lanza que nos atraviesa los costados; un corazón; una chispa.
Voluminosos animales en la visión enardecida que crece de raíz.
No hay distancias, suturas ni enfermedades,
nada más que el eco inefable que nos somete.
El sonido de la roca que cae desde el infinito hacía el pecho: se hace polvo.
Nada que cruje, todo que habla con ese ecosistema humano.
La misma noche, la otra noche y la diferente noche, en conexión.
La frágil fragilidad de la frecuencia frenética de la palabra-bala,
con el arma de los labios, con el sueño encadenado al alma.
Toda sangre posible que a cascadas me bebes,
sin lenguaje decible, entre gestos invencibles que miro.
Has de nutrir el contenedor de mis huesos, el esqueleto torpe.
Tren de un pasajero, y luego dos, maquinaria de estrellas,
de diamante mirándose al espejo, férrea mirada inoxidable.
Las distancias se queman (se queman).
Tú que-más más más más m...a...s…
- Autor: Jordan Sanchez ( Offline)
- Publicado: 13 de mayo de 2019 a las 01:04
- Categoría: Amor
- Lecturas: 37
- Usuarios favoritos de este poema: alicia perez hernandez
Comentarios1
TREMENDO DESCUBRIMIENTO ENCONTRÉ AL LEERTE.
SALUDOS
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