La misma mano
que a mi abrigo acude
la misma mano
que a mi saludo viene
Es la misma que se despide y huye
la que acaricia un rostro desconsolado
y ayuda a un anciano débil
a cruzar la esquina en congestión.
Es la misma mano
que abre una puerta
e invita a seguir
y es la misma que cierra un portón
para impedir tu ingreso.
Es la misma que hace una señal de victoria
y la misma que hace un gesto de poder
y la misma que amenaza
a un vecino con impedirle avanzar.
Es la misma que escribe poemas de amor
y elabora panfletos de terror
Es la misma que talla madera
y descubre arte
donde podría sólo haber carbón
y la que saca de una piedra la escondida escultura
que representa la perfección divina
hecha hombre o mujer
Es la misma mano
que planta semilla
que cultiva huertos
y cosecha frutos
y que da de comer.
Es la misma que sepulta muertos
y ayuda al buen nacer
La que reparte bendiciones
y dispara balas para herir y matar
Es la misma mano
que recoge flores
y arroja basuras
Es la misma que da limosna
y arrebata sueños
la que sostiene un puñal
y reparte pan
Es la misma mano...
pero no es la mano
Eres tu.
- Autor: Leo Tiz Car ( Offline)
- Publicado: 17 de mayo de 2019 a las 08:17
- Categoría: Espiritual
- Lecturas: 24
- Usuarios favoritos de este poema: Ana Maria Germanas, alicia perez hernandez
Comentarios1
Hola Leo...interesante reflexion...
Somos nosotros...con las mismas posibilidades, hacedores de distintas acciones ...
Un placer leerte.-
Un afectuoso saludo.-
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