Ninguna
Un ejemplo escalofriante vienes dándonos,
oh vecina salvaje de nuestra Vía Láctea,
al querer engullir sin compasión
en tus nocturnos y orgiásticos banquetes
tus pequeñas compañeras espaciales.
Los acuciosos detectives estelares
tienen pruebas de tu voracidad,
para constancia de un sórdido pasado
y tu bulimia insaciable y destructora.
Varias enanas de los predios cósmicos
intentan escapar de tu apetito infausto,
mientras miran tus fauces tenebrosas,
cuyos vestigios de astros no propician
la menor incertidumbre de tus gulas.
Se ha descubierto hasta la fecha
tu voraz galactofagia milenaria
y unos restos, parcialmente digeridos,
flotando dispersos por las nebulosas.
En un futuro, no demasiado cerca,
nuestro brillante Camino de Santiago
chocará con tu violencia enorme,
sin que haya vencedores ni vencidos
en esa gigantesca batalla sideral.
Digamos mejor que un nuevo monstruo
surgirá de la siniestra colisión,
aunque poco representa para el caos
cuyo tiempo y espacio nada sufren
en el vasto universo que habitamos.
En tanto me pregunto, ¿cómo hacer
para que en este planeta diminuto,
unos seres que se dicen “hombres”,
no se ataquen, asesinen y devoren
como lo hacen los colosos del espacio
con sus instintos de bestialidad?
- Autor: 000 (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 18 de mayo de 2019 a las 08:34
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 16
- Usuarios favoritos de este poema: Alfonso J Paredes
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.