Me habló, en célula, de la niebla de tu memoria.
Murmuró acerca del camino tendido de rosas, absteniéndose compasivamente de señalar los cardos de segmento agudo, cuando prestos aguardaban mi torpe paso.
Te llamó varón.
Nombró turquesa al agua y topaz a los cielos callados, pero omitió hablar del cristal líquido de los prismas tristes...
Los conocí cuando empedraron mis pupilas y estreché el primer abandono. Desde ahí, la ansiedad prendería un zarcillo de peridoto a cada lóbulo que besarías.
Grité a las postreras aves nocturnas todas tus ignoradas moras, al tiempo que tu palma embalsamaba mi lagrimal con la imagen crisálida de tu rostro, dándome el aliento.
Te besé, de la punta fina de tus distales
al tallo castaño de tu cabello más volátil.
Del triangular carnoso de Cupido hasta la pureza del pneuma,donde me respirabas...
Yamel Murillo
Confesionario I
Las Rocas del Castillo©
D.R. México©2017
- Autor: Yamel Murillo (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 21 de mayo de 2019 a las 20:16
- Categoría: Espiritual
- Lecturas: 70
- Usuarios favoritos de este poema: Yamel Murillo, Jorge Horacio Richino
Comentarios1
Cuánta nostalgia dolorida encierran tus bellas letras!!
A pesar del atribulado tenor que llevan, me han encantado tus versos!!
Aplaudo tu bello poema!
Un gran abrazo!!!
Muchas gracias Jorge!
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